Me encanta la idea de las recetas de familia que se pasan de generación en generación, mi familia por parte de mi mamá, es enorme entre primos, tíos, hermanos, acaso seremos 100. De ellos quiero hablar, específicamente de "Las Tías" Lidia y Rosa. Ellas tienen un gran tesoro, invaluable, que podríamos llamar de la historia oral de la familia, que generalmente esta entrelazada con una receta. Si ustedes preguntan a las tías sobre el pan de 20 minutos de seguro les hablaran de las tías abuelas y así sucesivamente.
Las tías aun preservan tradiciones del campo, aunque viven cercano al centro de la ciudad, su casa es una isla, como si estuviera detenida en el tiempo, es solo cosa de entrar y sentirme niña otra vez.
Recuerdo los días domingos cuando con mi mamá las visitábamos para ir a tomar el té, mientras ellas conversaban me perdía entre los árboles frutales, las plantaciones de frutillas, el aroma de las higueras, los gallineros, jugaba con la manilla del molino de trigo, donde siempre había maíz para echar y girar o me distraía tratando de pillar a los peces de la pileta.
Nunca estuve sola en esos paseos, siempre seguida por unas pisadas detrás, era cosa de darme vuelta y ver a Alikan, un perro collie igualito, igualito a Lassie, me encantaba porque daba la pata, era muy bien portado, pero no por mérito propio, ya que, la tía Lidia siempre enseña a sus perros a saludar dando la pata. Con Alikan jugábamos a la pelota, siempre temerosa de Nerón, un perro grande y viejo, que no era muy sociable, mientras jugábamos, en una silla mecedora de metal, que tenía un cojin cuadrado con flores rojas, se mecía el tío Artemio y a su lado un gran bastón de madera.
Me alegra mucho recordarlo, fue el único tío abuelo por parte de mi mamá que conocí, o al menos que recuerde con tanta nitidez. Un hombre alto y gordo que se sentaba en la cabecera de la mesa a la hora del té, de pocas palabras, si, muy pocas palabras. Solo lo recuerdo ahí en la mecedora y de vez en cuando dándome instrucciones de como quitar la pelota a Alikan. Uff!!, ahora me doy cuenta mientras escribo, cuantos recuerdos, eso es solo un poco, hay muchas cosas más que podría contarles de las tías y esa casa detenida en el tiempo, donde aún se usa la cocina a leña y se toma el té a las 5, donde en invierno siempre hay un brasero en medio del living, con olor a limón o azúcar quemada para disipar el olor del carbón.
Es increíble!! muuuchos recuerdos, las tías son el nexo con una generación pasada que va más allá de mi mamá o mis tíos, por ejemplo, las tías de mi mamá y sus abuelos, algo que para mi ya es lejano. Sólo los tenemos por la historia oral, lo que alguna vez me contó mi mamá o lo que las tías recuerdan. Cuando las tías ya no estén, habrá una parte de nuestra familia que se irá con ellas. Por eso, se me hizo importante desde hace un tiempo atrás ir donde las tías, Lidia y Rosa, las chiquillas como decía mi mamá, para que me ensenarán sus recetas. Espero pronto poder concretarlo...¡¡¡si!!!
Con muchos recuerdos y cariño les traigo esta receta, es de mi familia, de las tías, espero que les guste...
Pan de 20 Minutos
Receta de Lidia y Rosa
Ingredientes
700 g de harina
125 g de mantequilla
1 1/2 taza de azúcar
4 huevos
3 cditas de polvos de hornear
Leche (en caso de que la masa quede muy seca)
Preparación
Poner en un bowl los ingredientes secos, hacer un hoyito en medio para poner ahí los huevos y la mantequilla derretida. Unir todo con la mano, juntar muy bien, sin amasar.
Cortar con un cuchillo trozos de masa y llevar a horno pre calentado por 20 minutos. Ojo también los pinte con huevo...
Y voilà ...listos los pancitos dulces de 20 minutos, espero que les gusten..la Experiencia es para recordar, al menos para mí..jejeje.
Cariños
Mane.
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